Las elecciones se deciden en las ciudades; el 74% de votantes está empadronado en zonas urbanas
¿Cuál es el perfil del ecuatoriano promedio que este domingo, 7 de febrero, irá a las urnas? Una aproximación inicial indica que se trata de una persona adulta-joven y que vive en la ciudad, según el resultado de un análisis realizado por EL UNIVERSO al padrón electoral publicado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
De la base de datos del CNE se desprende que tres de cada cuatro votantes están empadronados en las áreas urbanas. En la zona rural está el 23% y en el exterior, el 3%. En total, en el país hay 13’099.150 empadronados.
La concentración de electores en las ciudades es clave, por ejemplo, para el diseño de la logística y la información del proceso electoral o, incluso, de las estrategias de los candidatos.
Según el padrón, la concentración urbana es tal que 13 ciudades aglutinan a la mitad de todos los electores; solamente las tres más grandes -Quito, Guayaquil y Cuenca- tienen un tercio del total de los votos.
- Quito, con 1’974.274 electores (15,1%)
- Guayaquil, con 1’972.971 electores (15,1%)
- Cuenca, con 435.963 electores, (3,3%)
- Santo Domingo, con 333.423 electores (2,5%)
- Ambato, con 293.790 electores (2,2%)
- Portoviejo, con 244.685 electores (1,9%)
- Machala, con 216.076 electores (1,6%)
- Manta, con 204.391 electores (1,6%)
- Riobamba, con 202.653 electores (1,5%)
- Durán, con 193.895 electores (1,5%)
- Loja, con 190.141 electores (1,5%)
- Esmeraldas, con 167.949 electores (1,3%)
- Ibarra, con 165.922 electores (1,3%)
Parroquias
El padrón también refleja que existen parroquias urbanas dominantes o circunscripciones (que abarca a cantones y parroquias) que son más grandes que algunas provincias.
Solo siete parroquias concentran al 15 % de todo el electorado del país: Tarqui, Ximena, Febres Cordero y Pascuales, en Guayaquil; Eloy Alfaro, en Durán; Milagro, en el cantón del mismo nombre; y Calderón, en Quito.
La parroquia Tarqui tiene 640.404 votantes, más que en toda la provincia del Azuay. La parroquia Ximena tiene más electores que Chimborazo. El padrón de Febres Cordero supera al de Santa Elena y el de Pascuales, al de Cañar. Mientras que el padrón de Eloy Alfaro y el de Milagro son equivalentes al de Carchi; y el de Calderón, al de la provincia de Orellana.
Circunscripciones
Guayas, Pichincha y Manabí concentran el 51% de electores. Estas están divididas en circunscripciones para las elecciones de asambleístas provinciales. En total, existen diez circunscripciones. De estas, siete siguen siendo más grandes que el resto de provincias.
- Guayas, Circunscripción 4, con 848.781 electores
- Guayas, Circunscripción 3, con 775.905 electores
- Pichincha, Circunscripción 2 Centro-Sur, con 760.375 electores
- Guayas, Circunscripción 1, con 756.763 electores
- Guayas, Circunscripción 2, con 736.890 electores
- Manabí, Circunscripción 2 Sur, con 725.910 electores
- Pichincha, Circunscripción 1 Centro-norte, con 683.307 electores
Por el número de empadronados, estas siete circunscripciones tienen más electores que la cuarta provincia con más sufragantes, Los Ríos, donde están inscritos 668.227 ecuatorianos.
Las otras tres circunscripciones son tan grandes como otras provincias: la Circunscripción Quito Rural tiene 530.592 electores, equivalente a todo el padrón de El Oro. En Manabí, la Circunscripción 1 Norte tiene 513.609 electores, más que Tungurahua (451.263). Del mismo modo, la Circunscripción Resto de Pichincha tiene 304.266, más que Santa Elena (257.286)
Grupos por sexo y edad
Con respecto al sexo, los votantes están divididos casi por la mitad: el 51% corresponde a mujeres y el 49 %, a hombres.
En cuanto a las edades, el padrón oficial agrupa a los electores de esta manera:
- Entre 18 y 30 años, el 28%. Este rango de edad es mayoritario en todas las provincias.
- Entre 30 y 40 años, el 20 %.
- Entre 40 y 50 años, el 17 %.
- Entre 50 y 65 años, el 18 %.
- El voto facultativo representa el 17 % del padrón: 5% es para los jóvenes de 16 a 18 años y 12 % los adultos mayores, de 65 años o más.
Los analistas
Para los analistas, si bien el padrón proporciona datos cuantitativos, más información permitiría dar nuevas luces sobre la realidad de los votantes. Incluso, para evitar distorsiones que suelen resultar de la difusión de encuestas sin mayor rigor científico.
Para el consultor Pedro Donoso un análisis completo del padrón implica cruzar otras variables. Por ejemplo, las características socioeconómicas de la población o, más en esta coyuntura, los niveles de optimismo o pesimismo frente a los procesos electorales.
“A veces, se alimenta el mito de que todos los jóvenes o millennials están en Tik Tok y demás redes sociales, cuando la realidad es que el comportamiento de uno que vive en Macas es diferente al de otro que está en el norte de Quito o en el sur de Guayaquil”, dice.
Desde el feminismo, por ejemplo, la activista Dolores Miño advierte que si bien hay un 51% de mujeres en el padrón, su representación en las listas es mínimo. A ello, dice, se debe sumar “el incipiente compromiso de los planes de gobierno” con la estadística y con las realidades de género.
El analista político Santiago Basabe concuerda en que el padrón es una herramienta cuantitativa. “No hay un perfil del votante, sino muchos perfiles. Dentro de la edad hay más divisiones; de igual manera, en el plano socioeconómico. No es que los jóvenes por ser jóvenes o las clases medias por ser clases medias votan de una forma. Los comportamientos son distintos”, apunta.
Lastimosamente, añade Basabe, en Ecuador existe un serio problema de información estadística tanto del Estado como del resto de instituciones sociales, especialmente de las universidades. (I)