¿Cuántos años puede durar un coche eléctrico sin dar fallos?
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Entre las múltiples dudas que se pueden tener a la hora de comprar un coche eléctrico, una de las principales puede ser cuánto duran estos coches. En los motores de combustión tenemos ya la experiencia y los datos estadísticos, pero en un EV hay que hacer ciertas proyecciones para saber la respuesta.
El pasado mes de mayo cerró con un aumento del 55% en el número de vehículos electrificados. Estas cifras van acercando el objetivo marcado para una movilidad sostenible, lo que hará que el parque de vehículos de los próximos años nos muestre cómo aguantan los coches eléctricos el paso del tiempo.
Longevidad del coche eléctrico
Una vez que se saben ciertos inconvenientes de la flota de coches eléctricos actuales, como la autonomía o un estado no muy prometedor de la red de puntos de carga rápidos, otra gran preocupación que puede tener un comprador a la hora de decidirse por un motor eléctrico es la longevidad que puede tener, teniendo en cuenta que están alimentados por baterías de iones de litio, las piezas más caras de reponer en caso de que algo vaya mal.
Con los datos e informes en la mano, se estima que las baterías de estos automóviles eléctricos durarán entre 150.000 y 200.000 kilómetros como mínimo, un kilometraje que se podría traducir en unos 7 u 8 años de vida, aproximadamente. Esta cifra puede variar dependiendo de la distancia que se recorra habitualmente, así como la velocidad a la que se conduzca el coche y el estado del mantenimiento que tenga.
Aumentar la vida de la batería
Las baterías suelen durar, de media, unos 320.000 kilómetros, que se traduce en unos 6.000 ciclos de carga. Se trata de una seguridad para el usuario de que la capacidad de la batería no perderá más del 25% de su eficacia a lo largo de esos años. Tiempo más que suficiente para amortizar el precio del vehículo que, en el caso de los eléctricos se consigue al cabo de 20.000 o 40.000 kilómetros, dependiendo de su categoría.
Una amortización que por lo general se alcanza mucho antes que en el caso de los convencionales de combustión interna, en los que habrá que recorrer unos 200.000 kilómetros para saldar su valor de fabricación, e incluso será mayor distancia en el caso de los que llevan motores diésel.
A pesar de que la industria automotriz está dando pasos de gigante en cuanto a la longevidad de una batería de un coche eléctrico, es evidente que un cuidado adecuado ayuda a alargar su vida útil. En el caso de los coches eléctricos, y para evitar que la temperatura ambiente o el sobrecalentamiento puedan influir en su rendimiento, los módulos que las componen están refrigerados para mantener unas condiciones estables.
La recarga también es determinante para su duración. Preparadas para completar miles de ciclos completos durante su vida útil, las baterías acusan peor las rápidas que las lentas. Y sobre todo las ultrarrápidas, con potencias superiores a 150 kW, que les acortará más la vida. Lo ideal es utilizar las cargas rápidas solo cuando se vayan a realizar trayectos de larga duración, porque el recalentamiento hace que se degraden más rápido.