Cada vez son más las personas que cuando plantean una mudanza, se interesan por conocer algunas de las características que definen a las viviendas prefabricadas. Los últimos años, este tipo de viviendas se han consolidado como una alternativa a tener en cuenta frente a las construcciones tradicionales.

Más allá de los permisos necesarios o el posible coste del terreno, una de las dudas más frecuentes radica en conocer cuál es la vida útil que ofrecen. Pese a que responder a esta cuestión no es sencillo, te contamos algunos aspectos que son decisivos para realizar este cálculo.

Los materiales y la construcción, dos aspectos determinantes

Uno de los elementos que van a influir con fuerza es la calidad de los materiales utilizados para llevar a cabo la construcción de la vivienda. Debemos informarnos con el fabricante sobre la calidad de los materiales que va a emplear para llevar a cabo la obra. Probablemente, compense realizar una inversión mayor a cambio de asegurar una excelente durabilidad.

Junto con los materiales, la técnica de construcción utilizada es otro de los elementos que debemos estudiar. Los fabricantes líderes del sector realizan cálculos estructurales llevados a cabo por expertos que garantizan la máxima resistencia del edificio, garantizando los mejores coeficientes de seguridad. Revisar cada etapa del proceso de montajes es una de las claves para detectar posibles riesgos que se identifiquen durante el proceso de construcción.

Los fabricantes afirman que en condiciones normales, con un buen mantenimiento y una buena elección de los materiales, la durabilidad de una casa tradicional y de una prefabricada es prácticamente idéntica. No obstante, también influyen aspectos como el clima, que deberemos tener en cuenta a la hora de escoger un tipo de vivienda y unos determinados materiales a nuestra elección.

¿Es mejor de madera o de hormigón?

Existen varias opciones a escoger cuando valoramos la compra de una vivienda prefabricada en función de nuestros gustos y necesidades. De entre todas ellas, el hormigón y la madera suelen ser las dos opciones más habituales.

Las casas prefabricadas de madera tiene una duración, de media, de entre 50 y 70 años en óptimas condiciones. Para ello, es importante que la mantengamos siempre en las mejores condiciones, realizando los mantenimientos pertinentes. Para asegurar su durabilidad, es importante que dediquemos un tiempo a analizar cuál es el mejor tipo de madera por el que nos podemos decantar. Las maderas de pino y de abeto, por ejemplo, suelen dar buenos resultados.

Por su parte, las casas de hormigón siempre son una apuesta segura cuando hablamos de longevidad. Esta opción es más segura y, además, más robusta que la anterior. Según afirman los especialistas, las casas prefabricadas de hormigón pueden tener una durabilidad de hasta 100 años. Además, apenas requieren de grandes tareas de mantenimiento, por lo que nos ofrecen también una mayor comodidad.