¿Pueden los videojuegos propiciar un suicidio en menores?
Conmueve la noticia del suicidio de un niño de 11 años en el sur de Guayaquil incitado, según su madre, por un videojuego violento. Esto nuevamente puso en debate la influencia de estos en los menores de edad y también el acompañamiento de los padres en el día a día.
El psicólogo clínico Carlos Chimborazo, quien maneja la consultora psicoeducativa Educere, enfatiza que un videojuego no incita a que una persona se suicide.
«Hay muchos factores que llevan a una persona al suicidio. Lo que sí pudiéramos resaltar es la influencia que pudieran tener los medios tecnológicos especialmente los videojuegos, sin embargo, hay otros factores de riesgos que coinciden, por ejemplo, el poco control o el poco acompañamiento de los padres de familia en los tiempos de ocio o de entretenimiento», señala.
La psicóloga Mónica Llanos también recalca que no es la causa de un suicidio, «pero estar expuesto continuamente y sistemáticamente a videos o películas de violencia, constituyen factores desencadenantes de conflictos internos ya existentes».
«Si les permitimos jugar con videojuegos que presentan la versión de un mundo agresivo donde el centro de todo es el asesinato y las armas y a eso le sumas la falta de acompañamiento de los padres, lo más probable es que ese niño crezca con la construcción de un mundo que, según lo que ha aprendido, todo se consigue con violencia», explica el psicólogo Douglas Gómez.
Debido a que no se conocen en detalle el entorno en que el niño se encontraba ni la situación del hogar, los profesionales no pueden determinar las causas reales del acto. Sin embargo, Chimborazo comenta que de acuerdo a las estadísticas la depresión puede llevar a tomar esta decisión.
Aclara que hay una diferenciación entre un estado de tristeza y la depresión. El primero consiste en un sentimiento de corta duración que se da cuando hay situaciones de malestar, mientras que en la depresión hay niveles altos emotivos y en un tiempo determinado no hay mejora ni progresos.
Llanos explica que los padres son los encargados de notar los cambios que tienen sus hijos y para esto es fundamental la comunicación. La depresión puede evidenciarse como aislamiento, tristeza profunda, poca comunicación de los sentimientos íntimos, pérdida de interés por otros, evasión de la realidad.
«Los padres tenemos que cubrir las necesidades de nuestros hijos cuando están en etapa de formación. Expresar amor, interés y cuidado. Interesarnos en sus cosas, sus amigos, sus sentimientos y amistades», recalca.
El aislamiento y las medidas de restricción, así como la limitación de interacción al no haber clases presenciales han afectado a varios de los menores. Chimborazo indica que hay un aumento en casos de ansiedad y angustia en los niños al ser un cambio drástico, «es importante resaltar a los padres de familia que estos cambios repentinos de humor hay que empezar a atenderlos y a hacerle seguimiento».
«Los niños pueden tener actividades en el patio, jardín o pasadizos, incluso se puede replicar un espacio para ejercicio físico, todo es cuestión de que los padres sean creativos e inviertan tiempo. Los niños y jóvenes puedan aportar con brillantes ideas y propuestas», indica la especialista Llanos, quien añade que es importante inculcar los valores, el amor a la vida, a encontrar su propósito y verdadera identidad, darles seguridad y enseñarles a valorarse a sí mismos. (I)