50 años del estreno en Emelec del ‘Ñato’ García

Como “un partido para la historia” fue publicitado, por los organizadores, el amistoso pactado entre Emelec y la selección de Checoslovaquia que se jugó el 11 de enero de 1968, en el Capwell. Medio siglo después, lo que se utilizó como un eslogan más, rebasó el estatus de simple promoción para intentar atraer hinchas al estadio. Lo que también se denominó el “cañonazo futbolístico del año” fue un vaticinio acertadísimo.

Ese compromiso, que terminó 0-0, adquirió, con el transcurrir del tiempo, un valor extraordinario. La fecha eludió la injusticia del olvido y encontró su merecido lugar en la eternidad porque fue cuando se produjo el debut de Eduardo Ñato García. ¿Y cómo no iba a ser ese “un partido para la historia”? ¡Fue el estreno del arquero que luego se convirtió en símbolo y leyenda millonaria!

Con el aniversario coincide el homenaje de Emelec al crack, al portero valiente, al campeón como futbolista y técnico, al directivo presente en las temporadas de las peores crisis económicas y en los momentos de bonanza deportiva y financiera. Hoy, desde las 11:00, en una ceremonia en el Capwell, se devela la escultura de uno de los mayores ídolos eléctricos.

El domingo 31 de diciembre de 1967 este Diario informó: “A las 03:30 de ayer arribaron a esta ciudad, como estaba previsto, los tres valiosos jugadores uruguayos que Emelec ha tomado para fortalecer sus filas con miras a la disputa de la Copa Libertadores”. Se hacía referencia a García, Beltrán Sosa (delantero) y Gerardo Hernández (volante ofensivo).

Del Ñato se resaltó: “Con vasta experiencia internacional. Sereno, muy elástico, atlético, gran golpe de vista, mucha colocación y muy arriesgado. Ya lo hemos visto en esta ciudad en innumerables oportunidades en Cerro y en combinados uruguayos. Tiene 22 años y 1,77 de estatura”. García, en 1964, fue campeón sudamericano juvenil como titular celeste.

En su primer duelo con Emelec al portero lo acompañaron Romanelly, Píriz, Torres, Mina; Hernández (Raymondo), Noriega; Merizalde, Bolaños (Tomalá), Sosa (Castañeda), Echeverría. El entrenador era Alfredo Bonnard. “García fue el más destacado de todos” ante los checoslovacos, opinó este Diario. A los 2 minutos, el charrúa dio muestras de su clase cuando “un fortísimo remate del zaguero Vecereck, a un metro de García, fue atajado brillantemente por el arquero”.

Ovacionado

A “los 64m García, en forma valiente y espectacular, contiene un remate a boca de jarro de Kral, cuando ya se descontaba el gol del checo. Fue muy ovacionado por su intervención” y porque tuvo “a los 73m una nueva intervención acertada, en incursión de Nedovost”.

El 4 de febrero de 1968, con Gregorio Esperón como DT, tuvo su debut en un encuentro oficial. Fue un 0-0 por la Libertadores, contra El Nacional. El Ñato fue “la máxima figura de Emelec. Desvió con las uñas un balonazo de (Simón) Rangel que iba destino a las redes”.

Y muy pronto fue parte de un hito al ser arquero en la primera clasificación de un club ecuatoriano a la siguiente ronda de la Copa. El 3 marzo de hace 50 años, en el Atahualpa, Emelec venció 0-1 a los militares con un golazo de tiro libre de Jaime Delgado Mena. Pero lo del Ñato, desviando todo, fue impresionante. “García, el Divino. El meta de Emelec demostró que es un jugador de categoría internacional”, se sentenció.

Después de 1969 se fue al Nacional, de Montevideo, pero volvió a su más grande amor en 1972 para dar una vuelta olímpica. Repitió el ritual en 1979, como técnico. El Ñato ya no se marchó más porque “acá está mi vida, mis cuatro hijos. Acá me hice hombre”, dijo en 1991. Acá se hizo leyenda. (D)