La hipercolesterolemia, una condición caracterizada por niveles elevados de colesterol en la sangre, afecta al 24,4% de la población ecuatoriana, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT). A pesar de su prevalencia, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el país, con 17,9 millones de vidas perdidas anualmente en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La Dirección Médica de Laboratorios Bagó explica que el colesterol es esencial para el funcionamiento del organismo, pero niveles elevados pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y otros problemas de salud.

Este aumento suele ser resultado de una dieta alta en grasas saturadas y trans, la falta de actividad física y la predisposición genética.

Además de estos factores tradicionales, sí, el estrés también desempeña un papel significativo en el desarrollo de la hipercolesterolemia. El estrés puede aumentar la producción de hormonas como el cortisol, que puede contribuir a la acumulación de colesterol LDL, conocido como colesterol «malo».

Para combatir los efectos del estrés en los niveles de colesterol, es importante adoptar estrategias efectivas, como la práctica de ejercicios de relajación, priorizar el sueño, buscar apoyo social cuando sea necesario, mantener una dieta equilibrada y realizar actividad física regularmente.

Estas medidas no solo ayudan a controlar el estrés, sino que también promueven una mejor calidad de vida y reducen el riesgo de desarrollar problemas relacionados con el colesterol alto.