Cómo cuidar el aire acondicionado de nuestro coche qué hacer para mantenerlo y qué dejar en manos de profesionales
Ahora ya casi sólo nos acordamos en las nostálgicas sobremesas. Pero hubo un tiempo en el que viajábamos por carreteras nacionales, apiñados en coches que han crecido a un ritmo desproporcionado y sin aire acondicionado. Por suerte, puedo decir que nunca viví aquello. Quizás, por eso, me resulta más problemático quedarme sin aire acondicionado en el coche. Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página para poder ayudarte. También puedes participar en el WhatsApp Ecuador.
Aunque, a decir verdad, a todas las personas que conozco han puesto pegas a montarse en el viejo Lada de un amigo que carece de este, ahora, tan preciado sistema. No parece que queramos volver atrás en este sentido. Y, por ello, vamos a repasar algunos detalles a tener en cuenta para tener siempre a punto el aire condicionado de nuestro coche.
El aire acondicionado, todo lo que debemos revisar
Hace unos días repasamos cuáles eran las maneras más rápidas y eficientes de conseguir una gran temperatura en el interior de nuestro coche. En los últimos días se ha hablado de un supuesto «truco japonés» y antes también explicamos por qué, por ejemplo, era bueno dirigir el aire acondicionado al techo del habitáculo y, así, la mejor manera de utilizar el aire acondicionado en nuestro coche.
Mantenimiento que podemos hacer nosotros mismos
Como con muchas otras cosas de nuestra vida, del aire acondicionado no nos acordamos hasta que lo tenemos que echar de menos. Por ello, lo mejor es cerciorarse de realizar un mantenimiento continuo y completo de su sistema, con el objetivo de no encontrarnos con una desagradable sorpresa cuando el calor más aprieta.
Entre estas consideraciones previas, debemos cambiar los filtros de polen cada dos años (como mucho) y se recomienda hacerlo antes en aquellos vehículos aparcados en la calle junto a un parque, por ejemplo. La tarea es sencilla y simplemente se trata de sustituir el viejo y usado por uno nuevo. Esto mejorará la calidad del aire que respiramos y, sobre todo, lo notarán las personas alérgicas.
El siguiente paso en el mantenimiento básico es limpiar los conductos, lo cual se puede hacer con espuma seca. Igual que el caso anterior, no es complicado, pero se puede pedir que lo hagan en un taller.
Se trata de echar espuma de limpieza en el conducto al que tenemos acceso desde el filtro del polen (retirado este). Se arranca el motor y se activa el ventilador. Eso sí, hay que apagar el radiador y el aire acondicionado. A los tres minutos, se cambia la dirección del ventilador y se pasa el aire por estas direcciones el mismo intervalo de tiempo.
Mejor, pasar por el taller
Este mantenimiento, con un poco de paciencia y conocimientos es muy sencillo de realizar. Sin embargo, para los siguientes pasos creemos que es más recomendable pasar por un taller especializado y evitar problemas en el futuro.
Antes de nada, hay que tener en cuenta que el aire acondicionado cuenta con un sistema de refrigeración cerrado por el que circula un líquido que se evapora con facilidad. Este refrigerante se condensa en un compresor y vuelve a su estado original cuando termina el ciclo. Por ello, es importante garantizar la estanqueidad del sistema.
Sin embargo, es irremediable que, poco a poco, este líquido se vaya perdiendo y que con el tiempo no tengamos gas suficiente para enfriar el aire. En este caso, lo único que podemos hacer es acudir a un taller y que recarguen el refrigerante del sistema. Así, volverá a funcionar como el primer día.
Otros procesos a dejar en manos de un mecánico puede ser la sustitución de las piezas que intervienen en el enfriamiento del habitáculo. Por ejemplo, con el paso del tiempo y el desgaste de las mismas pueden surgir fugas que obliguen a reparar el circuito.
También es posible que en un momento dado haya que cambiar el medidor de la temperatura porque se haya roto y no realice una lectura correcta o que el compresor no esté bien lubricado y el coche no enfríe lo suficiente.
De igual modo, es necesario cambiar el evaporador o la sonda cuando hay un daño en ellos, que se comprueba porque los cristales se empañan con facilidad. Y, al contrario, el coche expulsará aire caliente en lugar de frío si hay un problema en el condensador (habitualmente por una obstrucción) y no puede enfriar el líquido del interior.