Cómo actuar en caso de aquaplaning
Cómo actuar en caso de aquaplaning. Los neumáticos son los únicos puntos de contacto del vehículo con el asfalto. A veces, ni eso, puede perderse dicho contacto de forma parcial o total si se experimenta el temido hidroplaneo o aquaplaning. Este fenómeno sucede cuando la cantidad de agua que se ha acumulado sobre el asfalto no puede ser evacuada en su totalidad por los neumáticos. Pero, ¿sabías que puedes hacer algo para acabar con ello mientras estamos en carretera? Si tienes alguna inquietud recuerda contactarnos a través de nuestras redes sociales, o regístrate y déjanos un comentario en esta página. También puedes participar en el WhatsApp. Si usas Telegram ingresa al siguiente enlace.
El aquaplaning es muy temido
Con los días de lluvia el riesgo de aquaplaning se incrementa. Una lluvia que representa un mayor riesgo a la hora de conducir. Además de reducir la visibilidad de los conductores, también aumenta la distancia de frenado debido a una superficie con menor adherencia.
Ahora bien, entre los efectos más peligrosos que puede ocasionar la lluvia, tenemos que situar de forma prioritaria al aquaplaning, que no es otra cosa que un fenómeno que se produce cuando las ruedas del coche no se adhieren a la carretera de manera correcta por la lluvia. Estos episodios pueden aparecer, especialmente, en los días en los que hay una intensa lluvia y puede derivar en una pérdida del control del coche.
Así, se produce una fina capa de agua que es la causante de que, en vez de que los neumáticos se adhieran a la carretera, el coche pierda completamente el contacto con la superficie de la carretera y resbale fuera de control. Cuanto mayor sea la profundidad del agua y mayor sea la velocidad, mayor probabilidad habrá de que esto ocurra. Sin agarre a la superficie de la carretera, no podrás frenar ni girar.
Qué es lo que puede producirlo
Por todo ello es muy importante que seamos conscientes de que este efecto aquaplaning puede ocurrir cuando llueve. Si sabemos cómo ocurre el aquaplaning y por qué ocurre, sabremos también cómo evitarlo. De hecho, como ves, lo pueden producir varios factores:
- Exceso de acumulación de agua. las típicas balsas que te puedes encontrar en el asfalto.
- Ir a alta velocidad con el asfalto mojado. A velocidad baja, los neumáticos golpean el agua acumulada y la cortan. Es decir, son capaces de evacuarla correctamente, manteniéndose en contacto con la calzada. Si circulas a velocidad alta, el agua se acumula bajo los neumáticos y, si la velocidad es muy elevada, el agua acaba elevando los neumáticos de la superficie de la carretera porque no les da tiempo a evacuar el agua.
- El mal drenaje de la carretera. Una mala conservación del pavimento afecta a la seguridad de los usuarios. El drenaje inadecuado de la calle o carretera es una de las causas que provoca que el agua no se filtre, por lo que se deposita en la calzada favoreciendo el aquaplaning.
- El diseño del dibujo del neumático, que puede ayudar a canalizar mejor o peor el agua.
- La profundidad del dibujo. Si el neumático está desgastado, la evacuación será menos efectiva (la legal es de 1,6 mm pero la recomendación es que la profundidad esté por encima de los 2 mm).
- La presión del neumático: tanto por presión excesiva como por debajo de lo que recomienda el fabricante (sobre todo ésta) puede ser peligroso.
- Si el agua se combina con aceite, suciedad y sal, su densidad aumenta y hay más riesgo de patinar.
- El peso del vehículo. Cuanto más ligero, más riesgo.
Cómo evitarlo
Los neumáticos nuevos tienen la capacidad de dispersar al menos 30 litros de agua por segundo, a la velocidad de 80 km/h con una profundidad en sus surcos de 8mm. Esta claro que el uso continuo de los neumáticos hace que se desgasten y que pierdan la profundidad de dibujo idónea.
Cuando el desgaste sucede y la profundidad disminuye, el mínimo de profundidad que deben tener para que no ocurra el aquaplaning es de 3 mm; si el desgaste pasa a ser menor a 1.6 mm de profundidad, es seguro que ocurra el fenómeno y que los riesgos aumente mucho más. Por eso, y para evitarlo, podemos hacerlo de tres formas:
- Comprobar periódicamente los neumáticos y su presión. Debes saber que si la presión de tus neumáticos es un 30% inferior a la recomendada, aumentarás el riesgo de sufrir aquaplaning.
- No debes conducir con los neumáticos gastados. El dibujo de las ruedas es muy importante, ya que cuanto mayor sea su profundidad, mayor será la cantidad de agua que pueda evacuar. De esta manera, reducirás la probabilidad de sufrirlo.
- Reducir la velocidad cuando te aproximes a un charco te ayudará a evitar cualquier percance.