Cartier perpetúa su elegancia innovadora

“El rey de los joyeros y joyero de los reyes”. Así era conocido Louis-François Cartier a mediados del siglo XIX, fundador de la maison que lleva su nombre en París en 1847. Tenía su justificación: era el joyero más solicitado entre la realeza europea. Una tradición que mantuvieron sus descendientes, quienes también heredaron la creatividad, la innovación en el diseño y tipos de engastes de piedras preciosas y hasta en el uso de metales poco comunes como el platino.

La tradición y el saber hacer de Cartier estaban tan en el ADN de la familia que Louis Cartier, nieto del patriarca, creó en 1904 un reloj pulsera para su amigo el piloto brasileño Alberto Santos Dumont, el cual marcaría un antes y un después en la relojería. Sería un reloj pulsera con una estética pionera, pues tenía dos elementos de diseño, ahora comunes, pero que hasta ese momento no se habían visto: una correa de cuero y dos asas que aseguran ese brazalete a la caja. El objetivo de este reloj era muy práctico: que el propio piloto pudiera cronometrar sus tiempos de vuelo, algo imposible de realizar con un reloj de bolsillo porque el aviador no podía retirar las manos de los timones de la aeronave.

Toda esta historia aún late en el corazón relojero de Cartier. Christophe Massoni, presidente de Cartier para la región de América Latina y el Caribe, visitó Venezuela brevemente para presentar las nuevas piezas de la categoría de alta gama de la maison o lo que es lo mismo una muestra de la tradición innovadora de esta casa joyera-relojera asentada en París, pero con fábricas en Suiza. Massoni explicó que la investigación y desarrollo de cada una de estas máquinas toma dos años, aproximadamente.

El número 14 en el año 2014

Una de las obras de arte mecánica que debutó en el catálogo de Cartier en 2014 es el Rotonde Tierra y Luna. Es de caja de platino (precisamente el metal que distinguió a Louis Cartier) y en ella está encerrado el movimiento de cuerda manual calibre 9440 MC con autonomía de tres días (es decir funciona sin requerir cuerda durante ese tiempo). Contiene todo el saber hacer de Cartier: tiene tourbillon (ese maravilloso regulador que compensa los estragos que la fuerza de gravedad ocasiona a la maquinaria), doble huso horario (para ver la hora local y la de otro lugar al mismo tiempo) e indicación de fases lunares.

Estéticamente también se distingue por su decoración y acabados: la esfera está recubierta en lapislázuli y los índices son números romanos sobredimensionados. Y por supuesto también tiene esos rasgos distintivos de Cartier: manecillas azules en forma de espada y corona adornada con un cabujón de zafiro azul.

Al voltearlo, gracias al cristal de zafiro, se puede ver el mecanismo en funcionamiento.

Solo 50 ejemplares se fabricaron de este excepcional modelo. En toda América Latina hay uno solo, está en Venezuela y es el número 14 de esta edición.

Globo azul

Otro es el caso del nuevo ícono de Cartier, el Ballon Bleu, cuyo primer ejemplar se presentó en 2007. Desde entonces se han producido varias versiones. La última también tiene presencia en Venezuela con una caja de 39mm de diámetro en oro rosado. Es de cuerda manual de calibre 9452 MC con reserva de marcha de 50 horas.

Un cabujón de zafiro azul se encuentra en el tope de la corona y las agujas azules recorren la esfera galvanizada con decorado guilloché en gris pizarra. El tourbillon volante se aprecia en la parte baja de la esfera. Es un modelo distinguido con el Punzón de Ginebra (sello que certifica la calidad de un reloj ensamblado y ajustado en el cantón suizo de Ginebra).

Calendario especial

Entre las novedades de alta gama de Cartier también está el Rotonde Astrocalendaire es un calendario perpetuo (muestra día de semana, fecha y año sin necesidad de ajuste). Pero su manera de dar la indicación de calendario es única y por eso está parcialmente patentada por Cartier. Se trata de un mecanismo de círculos concéntricos que van moviéndose según el paso de los días y su ajuste se realiza desde la corona (sí, desde la corona que ajusta la hora y los minutos). A esta máquina fabricada en platino se le otorgó el reconocimiento del Punzón de Ginebra. De este extraordinario reloj solo se hicieron 100 ejemplares.