¡Su amiga de colegio lo llevó a la tortura y la muerte!
Carlos, de 13 años, fue hallado muerto semienterrado en el cerro de estropajo que se encuentra en Veracruz, México. De acuerdo con la nota de Infobae, el adolescente había sido víctima de un secuestro en el que una compañera de su colegio fue cómplice.
Carlos fue visto por última vez a fuera de la institución educativa donde estudiaba, específicamente a la hora de salida, según la investigación realizada y por lo que muestran los videos de las cámaras de seguridad del colegio.
Una ‘amiga’ de clases, identificada como Rosa, le había pedido que la acompañara a una parada de bus; con ella participaba su hermano, Joaquín, y Lorenzo, su padrastro, quien fue el autor intelectual del crimen.
La familia del fallecido se comenzó a preocupar cuando él no llego a casa a la hora que normalmente lo solía hacer. Llamaban a su celular y tampoco lo contestaba; luego de tanta insistencia respondió uno de los criminales y, con insultos y amenazas de asesinarlo, le pidió 1’000.000 pesos mexicanos, que vienen a ser 52,55 dólares, por su rescate.
La madre de Carlos había aceptado pagarles por su liberación. Les confesó tener solamente 6.600 pesos y les prometió conseguir el resto, pero los secuestradores la continuaban presionando por el dinero que exigían, a pesar de que ya habían asesinado al niño.
Su madre, desesperada por no tener información del menor, recurrió a denunciar el secuestro con la policía. Fue ahí cuando descubrieron que su compañera de clases era partícipe del crimen. Al acudir a su domicilio para interrogarla, se dieron cuenta que algo ocultaba, puesto que existían varias contradicciones en su declaración.
Tres días después del crimen fue hallado el cuerpo de Carlos en estado de descomposición. Los peritos evidenciaron que mientras él estuvo con vida fue torturado y asesinado el mismo día de su secuestro. Esta era la última pieza que necesitaban para incriminar a Joaquín, Lorenzo y la adolescente por la muerte del menor. Actualmente se encuentran bajo custodia policial a la espera de una sentencia.