Carbonilla de tu coche a diésel evita averías

Carbonilla de tu coche a diésel evita averías

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Atento a la carbonilla de tu coche diésel: así evitarás estas 3 averías

Al cabo de los años, la mecánica se va ensuciando por la acumulación de carbonilla, que es un depósito de residuos sólidos resultantes de la combustión del carburante. Y a medida que el motor se va carbonizando, las consecuencias son más negativas tanto en el rendimiento como en sus emisiones. Por eso es importante que, si disponemos de un coche diésel, controlemos este aspecto con el fin de evitar posibles averías.

No olvides de vigilar la carbonilla

Uno de los aspectos que más hay que cuidar de nuestros vehículos es la carbonilla. O lo que es lo mismo; si disponemos de un coche diésel, puede pasar que en aceleraciones fuertes veamos como sale un humo negro y denso por el tubo de escape. Esto no es otra cosa que carbonilla, y de la que puede costarnos incluso un rechazo en la Inspección Técnica de Vehículos.

El motivo de ello no es otro que la mezcla de combustible y el aire, un efecto del cual no se realiza de forma correcta, provocando que parte del gasóleo no se queme bien y salga por el tubo de escape en forma de hollín.

De todos modos, es importante saber que esta mezcla de aire/carburante incorrecta puede deberse a varios problemas en el motor, lo que nos puede hacer porque nuestro coche diésel sufra desperfectos nada pequeños para la salud del mismo.

La mezcla de aire/carburante incorrecta y sus problemas

Si entendemos el motor como el corazón del vehículo, podemos decir que a modo de comparación que la carbonilla del motor es como el colesterol que obstruye nuestras venas. Así, y de la misma forma que el colesterol nos causa enfermedades, la carbonilla hace que poco a poco el motor pierda prestaciones, lo que hará consecuentemente, porque pierda una potencia considerable, por ejemplo.

Teniendo en cuenta la importancia de realizar un mantenimiento y revisiones rutinarias de nuestro vehículo, debemos saber que la presencia de una avería en cualquier elemento de este podría provocar la acumulación de carbonilla. De entre los síntomas que podemos percibir, se encuentran los siguientes:

  • Pérdidas en la potencia y aceleración del coche.
  • Aumento en el consumo de combustible sin motivo. Esta es una de las señales más comunes, pero también la más olvidada, pues muchos conductores hacen caso omiso a la advertencia pensando que el consumo de combustible ha aumentado debido a su forma de conducir en los días o semanas anteriores.
  • Expulsión de humo negro. De entre las causas que pueden provocar el humo negro u oscuro por el tubo de escape, la acumulación de hollín en el vehículo es una de estas.

La cosa es bastante cara cuando nos encontramos averías en el turbo, los asientos de válvulas, las bujías, las sondas o el filtro de partículas (FAP). Un FAP tapado nos puede salir por un precio que ronda los 1.200 euros, precio similar al de reparar las válvulas o los pistones carbonizados, el turbo se puede ir a los 2.000 euros.

Cómo podemos hacer por evitar esta carbonilla

Como decimos, notaremos de este problema mecánico cuándo el motor sufra de él con pérdidas de potencia y aceleración, debido a que los residuos se quedan depositados sin quemar en la cámara de combustión y en otras piezas, obstruyendo los conductos.

Por tanto, si el consumo de combustible sube sin motivo aparente, o si vemos que sale demasiado humo negro y de forma constante por el tubo de escape al acelerar, deberemos empezar a sospechar. Ante esto, y para lograr de sufrir de ello, podemos recurrir a técnicas como la de llevar el cuentavueltas a altas revoluciones durante un intervalo de tiempo de al menos 3 minutos por autovía.

De esta forma, el motor de nuestro coche diésel recibirá la cantidad de aire necesaria para refrigerarse durante ese momento de trabajo extra y los gases de escape podrán salir con la suficiente fuerza y temperatura para limpiar los conductos de carbonilla.