¡Fila para recibir unas cuantas monedas!
Amanece. Es viernes. Poco a poco el Centro Histórico de Quito cobra vida y una larga cola llama la atención en las inmediaciones de la calle Mejía. Unas sesenta personas de rostros cansados, miradas caídas y trajeadas con ropas deslucidas hacen fila. Algunas conversan entre sí, mientras otras solo callan. La mayoría son hombres.
Un puerta desplegable de metal de un local comercial suena y la expectativa se dispara entre los enfilados que son adultos mayores, indigentes y otros desfavorecidos.
Un hombre joven se acerca a la puerta del almacén con una bolsa de plástico en la mano y comienza a entregar monedas de 25 centavos a cada uno de los que esperan. “Dios le pague”, dicen.
“Andando en las calles uno se entera donde se conduelen de los pobres”, comenta Vicente Andrade, uno de los beneficiados de ese curioso gesto de ayuda, en el que un hombre regala monedas de 25 centavos.
La acumulación de gente la ocasiona el administrador de un local comercial de la zona, Girish Hinduja, quien dice que no es mucha la colaboración que pueden dar a estas personas. Pero que con el pasar del tiempo ha visto que puede ayudarlas en situaciones difíciles.
Recogiendo los preceptos de su religión hinduista es que practica la caridad. Es por ello que, también, hace donaciones a un templo religioso del mismo sector. Al mes, Hinduja invierte alrededor de 100 dólares en la entrega de monedas en la puerta de su establecimiento.
Uno de los beneficiarios es un hombre, de 74 años, que sobrevive con la recolección de botellas de plástico y recibe lo suyo en monedas en ese lugar. Esto lo agradece. “Sirve, aunque sea para el pasaje”, bromea con uno de sus amigos.
“A los viejos ya no nos dan trabajo porque ya no movemos el cuerpo, pero de algo hay que vivir”, manifiesta. Afirmación que hace para reconocer el gesto de este comerciante que, así sea poco, contribuye a mejorar la vida de los pobres de un sector de la capital.