Cinco hermanos mantienen tradición familiar en restauración de imágenes religiosas en yeso
Adriana Solís (37 años) desde hace más de dos décadas aprendió el arte de restaurar las imágenes de santos y confeccionar toda clase de vestimenta, especialmente para el Niño Dios. “A la gente le gusta vestirlo de todo, de indígena, militar, policía e incluso de chagra con sombrero, poncho y zamarro, lo que el cliente pida se le confecciona”, asevera.
El costo es de acuerdo con lo que haya que hacer para la restauración de las imágenes, que van desde los $ 5, $ 20 e incluso $ 50. Comentó que cuando se acerca la época navideña la clientela aumenta en el 100%, porque es buena la temporada, pues la ciudadanía quiere tenerlo al Niño Dios en buen estado para sus pesebres.
Recordó que incluso para la confección de la vestimenta hay personas que tienen el gusto de mandarle a confeccionar ropa de diferentes personajes para ponerle al Niño el 24 de diciembre, pero que el precio depende de la tela con la que el cliente desea, ya que hay algunas que cuestan $ 50 el metro y otras $ 18.
Aclaró que las imágenes se elaboran en madera, fibra de vidrio y yeso, que para estos últimos se utilizan moldes, luego van al secado, soplete, se cogen imperfecciones, se lija y se les pasa la respectiva pintura, pero que su principal actividad es restaurar porque se necesita de mayor tiempo.
Solís aseguró que no le costó mucho tiempo ni le resultó difícil aprender a realizar la restauración de las imágenes, porque considera que ese es un don que tiene, además que le gusta ponerle mucho amor en lo que hace para que todo le salga bien, lo que le ha permitido tener clientes que le buscan para que les realice el trabajo.
Un complemento de su actividad aseguró que es la venta del material que utiliza para la restauración de las imágenes a la gente que por algún accidente o riña le quedó una cicatriz o herida, especialmente en el rostro, que cuesta $ 6 o $ 10, dependiendo de la cantidad que requiera para el “retoque”.
Recordó que la restauración de las imágenes ella y sus cuatro hermanos (Lorena, Margoth, Jorge y Oswaldo) la aprendieron de su madre, Inés Reinoso, que es oriunda de Cuenca.
Adriana Solís señala que esta es una tradición familiar porque todos tienen sus talleres. Incluso una hija de 14 años aprendió este arte y lo compagina con los estudios. Se la puede contactar al celular 098-473-5945. (I)