La Fiscalía debe actuar contra Romo, a criterio del exdefensor del Pueblo, Ramiro Rivadeneira
Acusó a este organismo de proceder de manera selectiva, escogiendo a quien acusar y a quien no.
Punto Noticias. Ramiro Rivadeneira, abogado constitucionalista, exdefensor del Pueblo, deploró que la Fiscalía no actúa contra María Paula Romo, ministra de Gobierno, a pesar de los indicios de que habría participado en el reparto de los hospitales y actos de corrupción en estas casas de salud.
A criterio del abogado constitucionalista, la Fiscalía ha demostrado que trabaja de manera sistemática, eligiendo a quién acusar y a quién no, dejando pasar muchos nombres.
Para Rivadeneira es triste que María Paula Romo ni siquiera haya negado la repartición de las instituciones y hospitales, sino que justificó como un acto político. Planteó que, si la Fiscalía no quiere abrir espacios de investigación a estas personas, que se han vuelto intocables, debe haber una reacción social.
En opinión de Rivadeneira, si la avioneta en la que Salcedo se dirigía a Perú, no se hubiese estrellado, no hubiésemos sabido de lo que realmente pasaba en los hospitales, con los carnés de discapacidad, de los nombres de los involucrados. Posiblemente no nos hubiésemos enterado, porque muchos de los temas de la corrupción, que pasan por debajo, no están en la agenda para ser combatidos por parte de la Fiscalía, a decir del exdefensor del Pueblo.
“Esto es también una parte de la crisis de valores. Tanto nos llega a cansar, en un momento dado, la corrupción que existe, que la gente lo único que quiere es salir corriendo y dejar de pensar en estas cosas. Es como que nos ganara la corrupción”, reflexionó.
Según el criterio del experto en derechos humanos, todos estos hechos se enmarcan en una crisis de valores que está viviendo el país, que se refleja en los actos públicos, no solamente políticos. Puso como ejemplo la renuncia de Otto Sonnenholzner a la vicepresidencia de la República, que deja muchas dudas, a su parecer, porque no hubo causas válidas para no asumir el mandato hasta el final.
Ello es, dice, parte de la crisis de gobernabilidad, porque el régimen está descalabrado en los aspectos político e institucional, debido a que es un gobierno mínimo, el presidente más un círculo cercano de personas, sin un consenso amplio de gobernabilidad.