El Altillo le hace espacio a las leyendas

El Altillo le hace espacio a las leyendas

Una luz tenue ilumina en medio de un salón amplio la silueta de la narradora ecuatoriana Ángela Arboleda. Frente a ella, alrededor de 25 personas llenan un salón a oscuras, ambientado así para que las historias que cuenta Arboleda capten la atención del público, y el escenario que dibuja en la leyenda que comparte con la audiencia se vuelva más real. En uno de los salones de El Altillo (Esmeraldas y 9 de Octubre), Arboleda mantiene en suspenso a los presentes. Sus palabras transportan al oyente al lugar de la trama, lo convierten en parte de la historia e incluso en medio del misterio hace reír a los ‘valientes’, como ella denominó a quienes se atrevieron a escuchar los cuentos.

Las tripas que María Angula robó de un muerto en el cementerio para cocinar un caldo que su esposo le había pedido, y que una vecina con un tanto de malicia le dijo usara como ingrediente fue una de las leyendas que narró Arboleda la tarde del domingo.

“El espacio se presta para esta cosa tan bonita que se hacía antes en las casas, que se hacían las veladas, que las familias se reunían y siempre había alguien que tocaba la guitarra, otro que cantaba, y el otro recitaba y se armaba un poco una función en casa, ese es un poco el ambiente que queremos provocar”, explica Arboleda, fundadora y directora del Encuentro Internacional de Narradores Orales Un Cerro de Cuentos, que se realiza en el país.

La cita cuentera del domingo es la primera del género de terror en la que interviene Arboleda y que responde, dijo, a un público que busca este tipo de historias.

“Me gustó la forma en que ella contaba la leyenda. Yo me imaginaba que mientras contaba lo que sucedía yo era parte de la historia y me quedé atenta en todo momento, sentí como si estuviera en el lugar que ocurrió”, expresó Víctor Naranjo, uno de los asistentes.

Entre las leyendas que se escucharon esa tarde, La sapa fue otra de las narraciones que mantuvo en silencio total a los asistentes de la sala. Este cuento que compartió Arboleda fue una historia que conoció a través del pescador Washington Paredes, de Samborondón, cuando lo entrevistó para escribir un libro sobre la localidad.

“Había cuentos que había escuchado antes y otros que ni siquiera imaginaba, incluso me dio miedo por momentos porque ella (Arboleda) explica todo muy bien”, sostuvo María Coronel, entre el público.

La dama del farolito, una antigua leyenda del cerro Santa Ana, también fue parte de los cuentos de esa jornada dominguera, así como La capa del estudiante, versión de Elena Pérez Cáceres, relato recopilado en un publicación de la editorial El Faquir, dice Arboleda.

Se tiene previsto que esta cita de leyendas sobre muertos y aparecidos se realice en una segunda jornada, dentro de una semana, en dos horarios, en El Altillo, dirigido por Angélica Parra, en el centro de la ciudad. “El miedo es vital, porque si no aprendes a superar los miedos no creces, el miedo te enseña a ser valiente”, indicó Arboleda.

En la cita también narró un poema de Mia Couto, escritor mozambiqueño y del estadounidense Howard Phillips Lovecraft.

Ft: El Universo